CUIDAR DE LOS AMORTIGUADORES

Elemento clave de la seguridad en un vehículo.

Los amortiguadores no se ocupan únicamente de garantizar una excelente experiencia de conducción en nuestros turismos: también son una garantía de seguridad, ya que su principal función es la de ayudar a mantener el control del vehículo, especialmente cuando se conduce a alta velocidad o cuando se produce una situación de riesgo, como un viraje brusco, un frenazo, etc.

¿Qué factores entran en juego en el buen o mal estado de los amortiguadores de nuestro coche? Pues factores como la carga propia del vehículo, el estado de las carreteras, el kilometraje o las causas de desgaste, que son muchas y muy variadas: el calor, el frío o la humedad.

La presencia de alguno de estos elementos reduce la eficacia de nuestros amortiguadores. Si no funcionan de forma correcta, pueden comprometer la seguridad del vehículo. Es importante someter al coche a revisiones periódicas (recomendamos que se realicen cada 20.000 kilómetros) ya que la degradación de los amortiguadores es paulatina y no es fácilmente perceptible cuando se conduce lo que puede provocar que los usuarios no siempre se den cuenta de la pérdida de prestaciones. Si surge algún fallo en esta pieza, sería necesario proceder al cambio de amortiguadores.

Podemos detectar el estado de los amortiguadores con una sencilla operación. Con el coche parado en una superficie horizontal sin inclinaciones, pondremos las manos en el capó del coche y presionaremos con fuerza hacia abajo. Cuando lleguemos al punto máximo que podamos, soltamos y observamos la reacción del coche. Si solo oscila una vez, es decir, si vuelve a su posición original sin un rebote adicional, los amortiguadores están en buen estado. Si por el contrario se observan sucesivos rebotes (siempre en amplitudes muy pequeñas, por lo que hay que estar atentos), debemos pensar en revisarlos lo antes posible.

El desgaste de los amortiguadores tiene importantes efectos en el agarre del vehículo al suelo y en el confort de la conducción. Unos amortiguadores en buen estado maximizan el contacto de los neumáticos con la calzada, disminuyendo la distancia de frenado y por tanto aumentando la seguridad de la conducción. Mejoran el manejo y el control del vehículo y favorecen la comodidad de los ocupantes, ya que mejoran la estabilidad del habitáculo y proporcionan una marcha más suave.

Cuidar de los amortiguadores es muy sencillo: basta con conducir de una forma mesurada, sin pasarse con la velocidad y los volantazos bruscos, no tomar los badenes en pasos de peatones muy rápido, reducir lo suficiente la velocidad de ataque, no sobrecargar de peso el coche, no golpear bordillos ni subirse a las aceras.